miércoles, 20 de diciembre de 2017

Family tree

  

Árbol genealógico.


El fenómeno es simple. Hace cuarenta años mis padres plantan un abeto en la casa familiar.

Con el tiempo, el árbol se hace demasiado alto y es necesario talarlo.

Mejor que “hacer leña del árbol caído”, lo sierro en troncos de metro y medio, y me lo llevo al aserradero de Agustín Bastón Soage, en Cangas, para que me lo corte en tablas (el árbol pasa a ser madera).

Con esas tablas construyo un barco apoyado sobre un balancín, para que juegue y se divierta mi hija (que es la nieta de aquellos que plantaron el árbol, ¿recuerdan?).

Si a ella le apetece, claro. Yo ya me he divertido mucho construyéndolo: no debo pedir más. My first commission, her first command.

PS: el barco se llama Adamastor.

(Marzo de 2016)

viernes, 27 de octubre de 2017

Aqui ao luar



Los ponientes y las generaciones.
El ojo descifrando la tiniebla.
El amor de los lobos en el alba.
La palabra. El hexámetro. El espejo.
La Torre de Babel y la soberbia.
La luna que miraban los caldeos.
El infinito lienzo de Penélope.
Cada gota de agua en la clepsidra.
Las águilas, los fastos, las legiones.
La sombra de las cruces en la tierra.
Los rastros de las largas migraciones.
La brújula incesante. El mar abierto.
La voz del ruiseñor en Dinamarca.
La escrupulosa línea del calígrafo.
Las formas de la nube en el desierto.
Cada remordimiento y cada lágrima.
Se precisaron todas esas cosas
para que nuestras manos se encontraran.

(Jorge Luis Borges, fragmentos de Las causas)

martes, 1 de agosto de 2017

miércoles, 10 de mayo de 2017

Up to the mark?


De vez en cuando alguien me pregunta si estoy contento con mi barco...

¡Ja! ¡Qué pregunta fácil! Me basta desparramar una sonrisa y ya el interlocutor entiende.

La pregunta difícil, lo que yo quisiera saber (y llega a ser tormento), es si mi barco está contento conmigo...