domingo, 6 de enero de 2013

Contessa 26: boat hunting in the UK

“My plan was clear, concise and reasonable...I think”
(John Steinbeck, Travels with Charley)


20 de Octubre de 2009.
Viaje relámpago a la costa SE de Inglaterra. Henrik y yo. Vuelo Madrid-Londres, coche de alquiler en Gatwick, reserva de una noche en B&B, visitas programadas a 5 barcos. Entre semana, para ahorrar en vuelos. Dos días libres en el trabajo, sin dar muchas explicaciones. A la mochila: polímetro, destornillador y bonsus chair. Allá nos fuimos: a la caza de un Contessa 26.



Es bonito poder volver de manera recurrente a los lugares que nos inspiran y nos alientan. Creo que ya es la cuarta o quinta vez que por uno u otro motivo (¿o excusa?) doy con mi rumbo por estas orillas, como un sonámbulo que sale al jardín atraído por un claro de Luna. Aquella Semana Santa inolvidable con Amália recorriendo Isle of Wight, los cursos de Sea Survival de la ISAF en Hamble, el First Aider y VHF Operator en Gosport, el intento de sacarme el título de Yachtmaster de la RYA en el Solent, la Round the Island Race...En fin, todo excusas para andar por estos puertos.

En esta ocasión anduvimos carreteras secundarias cubiertas de bosque abovedado, inspeccionamos barcos hasta la punta del palo, conocimos gente de mar, recordamos viejos tiempos, pusimos al día esta amistad basada en la pasión por el mar. Desde Dover hasta Lymington. Henrik demostró su profundo conocimiento de barcos, y yo me vi más viejo que en proyectos anteriores: con la ilusión de siempre, en tan impulsivo viaje, pero algo más apaciguado, inmune a flechazos a primera vista, dispuesto a volverme con las manos vacías si lo que busco no aparece.

El placer de buscar, sin ansia por encontrar. Descartar para poder continuar. Una incursión con la que probar suerte, sólo por tantear, por perfilar una idea que tiene posibilidades: comprar un barco en el Norte y navegarlo hasta el Sur, por el gusto de comprarlo lejos y de traerlo desde lejos. Hay quien me pregunta: "¿Y no te era más fácil comprarlo aquí? ¿Para qué lo haces tan complicado?". Al principio intentaba justificarme con respuestas del tipo: "Aquí no tenemos esos barcos, ni ese mercado de segunda mano". Con la variante: "Es una forma de conocer y navegar lugares de una forma que no me es posible ni asequible si voy de charter". Pero después acabé por quitarme los complejos y responder sinceramente: "¿Qué por qué lo hago tan complicado? Pues precisamente por eso: porque el placer está en hacerlo complicado, en llegar al mismo objetivo por el camino más largo".

El Contessa 26 es el concepto de barco que estoy buscando: por eslora, por diseño, por época. Como decía alguien: “Old, yet strong and reputable”. Hecho para navegar. Creado por Rogers y Sadler en los sesenta, como evolución a fibra de vidrio de los Folkboat de madera.

Su fama les precede. Golpes de efecto como la Singlehanded Transatlantic Race del Shamaal de 1972, las circunnavegaciones del Varuna y del Mai Miti Vava'u. Su hermano mayor, el Contesta 32, también creado por Jeremy Rogers, fue de los pocos supervivientes de aquella aciaga Fasnet Race de 1979.

El mito ha seguido creciendo, con proyectos como el de Nick Jaffe, que compró y restauró su Contesta 26 “Constellation” en UK y se lo llevó a Australia en sentido E-W. Tal como él lo resume hasta parece sencillo: “from Europe to Australia, via the Atlantic ocean, Rocky Mountains and  Pacific”. Ahí es nada. Comenzó en 2006, y continúa navegando, solo, lejos, ahora en un Aries 32. Merece mucho la pena su web: www.bigoceans.com. Se acaba de estrenar un documental sobre su experiencia, este es el trailer: www.betweenhome.com ("Between Home: odissey of an unusual sea bandit"). Lo ves y te dices: “la leche, siempre hay uno que está más loco que tú…”.

Sus propietarios son, como en estos casos de barco que roza el  mito, una secta de fanáticos entrañables (de la que estoy pensado seriamente en hacerme miembro). El problema, a la hora de comprar uno, es precisamente ese: a veces se ofuscan, conscientes de que no sólo están vendiendo un barco, sino también una leyenda. Tal como yo lo veo, por mucho que el barco tenga aura, el propietario tiene que estar a la altura, dar la talla, con gestos tan básicos como darle un mantenimiento adecuado, por ejemplo. Lo que quiero decir es que, por mucho que conserven sus condiciones de gran barco, algunas unidades están hechas una pena, verdaderamente abandonadas, y, en definitiva, depreciadas. Pero el propietario continúa convencido de que puede exigir una fortuna.

Me fue especialmente útil el capítulo "Inspecting the aging sailboat" de Don Casey, de su libro "Complete Illustrated Sailboat Maintenance Manual", que termina con una fenomenal check-list "Boat-buyer's 30-minutes survey".

En Dover coincidimos con el trimarán Larinka, que usa alas, y no velas (¿?). Más información en: www.yachtlarinka.com

En Rye nos regocijamos con ese eufemismo de los ingleses cuando dicen “tidal harbour”. Aunque sobre Rye el almanaque Reeds es claro: le llama abiertamente “drying harbour” (lo cual es una contradicción, pero no engaña a nadie) y advierte de que sólo es accesible las cuatro horas centrales de cada pleamar. El resto del ciclo de marea es, literalmente, un fangal. Hay que sentir mucha afición para navegar con estas restricciones. Así que “nos involucramos” de fango hasta las rodillas para inspeccionar el casco de uno de nuestros barcos candidatos.

En Lymington, parada y fonda, con english breakfast abundante. Henrik se hizo amigo de todos los huéspedes del B&B (“vámonos ya, socio, que tenemos otros tres barcos para visitar hoy…”). Y conocimos a Jeremy Rogers, creador de esta saga de los Contessa, que continúa al frente del negocio, y atiende a cualquiera, como nosotros, mientras se limpia con acetona las manos llenas de resina. Nos explica algunas soluciones de diseño singulares del barco: el encuentro de la cubierta con el casco, la escotilla circular del camarote de proa, el tambucho y la barra-escota de mayor detrás de la bañera, el espejo de popa invertido, la extraordinariamente larga caña del timón, el sistema para recoger la cadena de fondeo bajo la litera de proa, el entablado de la escotilla de entrada…

Ya de regreso, parada fugaz en el Historic Dockyard de Portsmouth, para una visita guiada al mismísimo HMS Victory. Quien sabe, quizás consigamos negociar un buen precio con la Royal Navy…Es bastante imponente. 104 cañones, dotación de 800 hombres. Orgullo nacional por haber sido castigo de esa chusma indisciplinada y banal de franceses y españoles, bajo comando de Lord Nelson. Visitarlo es un viaje en el tiempo, a la claustrofobia de las "gun decks", a la sangría de la guerra por el dominio del mar, y también a la forja de una cultura y un patrimonio marítimos que admiran y dan envidia. Perros ingleses.

Como en ocasiones anteriores por estos lugares, me vuelvo con las manos vacías, pero contento: no he encontrado lo que buscaba, pero sí alguna otra recompensa. Y me marcho con la certeza de que volveré por aquí, porque este lugar me es familiar y me provoca sensación de pertenencia.

Habrá que confiar y seguir apostando. No hay peor duda que la de "¿Qué habría pasado si lo hubiese intentado?". Ya aparecerá, a fuerza de persistencia, ya llegará el momento de comenzar el viaje zigzagueante y demorado con el que planeo traerme ese barco que me está esperando en alguno de estos puertos del Norte.

“To dream is to subvert the world. To dream and act is to create the World.” (Nick Jaffe, Big Oceans).










Depth sounder (outside)

Depth sounder (inside)

Seacocks

Mast step

Boat-buyer's 30-minutes survey (Don Casey)







"Danger: deep water"...!?






Dakar, recién llegados de Cabo Verde. Noviembre 2004.

6 comentarios:

  1. Fair winds friend - enjoy the search, and the journey.

    Nick.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. I am honoured for you passing by here, Nick. Your experience has been really inspiring for many of us. Keep going!

      Eliminar
  2. Eres un auténtico lobo de mar. Un CortoMaltés en toda regla. Es increible tu pasión por todo aquello que flota. No sabía en qué entrada comentar (por ahora lei las tres últimas que publicaste) y solo quería hacerte saber que me despiertas una gran admiración. El ejemplo de una infinita lealtad a los barcos (Y, por supuesto, a tu Wendy). Tan solo eso.
    Con muchísimo cariño, de tu hermana pequeña.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, hermana. Espero que te guste, que lo disfrutes. Un abrazo.

      Eliminar
  3. Pablo,

    me alegra saber que estás igual de trastornado que yo. Cada loco con su tema. Eso si, yo no me juego la vida haciendo pizzas!! ;)

    Qué bien me escribe usted caballero!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jugarnos la vida era lo que hacíamos con aquellas tablas dinámicas infinitas con las que "cocinábamos" la más alta estadística...;)
      Gracias por tu visita, Alberto!

      Eliminar