domingo, 20 de enero de 2013

On the changing tide



"It's time to come away, my Darling Pretty,
It's time to come away on the changing tide..."
(Mark Knopfler)

(Sábado 7 de julio de 2012)

Estamos en Cuxhaven, Alemania. Aquí lo dejamos Óscar y yo hace un mes y medio. Escala idónea en una travesía Norte-Sur como esta. Pequeña y manejable (40.000 habitantes), ciudad balneario y portuaria. Estupendas comunicaciones por tren con los aeropuertos de Bremen y Hamburgo. Todos los servicios náuticos. Marinas modestas, apenas atendidas dos horas al día por un harbourmaster, pero impecables (gracias Tomas).

Es el último puerto del Elba, en su orilla Sur, aquí se acaba el río. De hecho la ciudad está mirando ya al Mar del Norte, que se extiende imponente al otro lado del puente levadizo que cierra la City Marina, y de la exclusa que protege la ciudad de
las crecidas. Pero no deja de estar todavía en el estuario del Elba, justo a su entrada, a 15 millas de Brunsbüttel y del camino rápido y protegido al Báltico por el Canal de Kiel; y a 40 millas de Hamburgo, río arriba.

Y si rumbo a Holanda las cosas se ponen feas, siempre hay un plan B: desmontar el palo en Otterndorf, y tomar el Hadelner Kanal y el Schiffahrstweg Elbe-Weser hasta Bremerhaven, con lo que saltas del estuario del Elba al del Weser sin pasar por mar abierto. Y luego se puede remontar el Weser hasta donde se le une el afluente Hunte, donde comienza el Küsten-Kanal, que te lleva hasta el río Ems, que es la frontera natural con Holanda.

En fin, es un tranpolín ideal, para lanzarse directamente a la opción que más convenga. Por delante tenemos 100 millas por ese mar abierto, hasta llegar a la primera entrada a la tranquilidad de las aguas interiores de Holanda, que es Delfzijl. 140 millas si se desvía uno a la bonita isla de Helgoland. No son muchas millas, pero pueden ser muy complicadas: desembocadura de tres grandes ríos  (Elba, Weser, Ems), mal tiempo, mucho tráfico pesado, mucha corriente en medio de enormes bancos de arena…

Mi suerte esta vez, mi gran baza para esta etapa, mi as en la  manga, es que tengo conmigo a Elena y Friki (se han dejado engañar). Dos navegantes fuera de serie, curtidos, sabios, generosos, entregados, incondicionales. Éxito y diversión asegurados, lleguemos a donde lleguemos en esta semana de navegación que nos hemos dado.

El viernes por la noche me voy a esperarlos a la pequeña estación de tren. El plan es trabajar el sábado por la mañana, pasear y descansar por la tarde, acostarnos temprano y zarpar con la pleamar de las 5:00 am de la madrugada del domingo. La marea aún continuará empujando en contra a esa hora (la corriente sólo cambia a las HW+1, una hora después de la pleamar), pero lo hará ya con poca fuerza, de modo que cuando empiece a empujar a favor nos cogerá navegando bien adentro.

Consulto el parte meteorológico a todas horas. Lo hago desde hace meses, da igual que esté en España y que me falten semanas para la próxima travesía. Es como un tick nervioso, como un acto reflejo, como mirar la hora. No lo puedo evitar, desde que 4 días seguidos de viento Sur nos arruinasen el intento de bajar el barco de Suecia a Alemania en 2011. La verdad es que lo hago sin demasiada convicción, como por el rabillo del ojo, consciente de que el tiempo aquí cambia muy deprisa, y nada puede darse por definitivo hasta que llega la hora de salir.

Ahora está soplando Norte, pero parece que empieza a concretarse que en 48 horas va a rolar a SW y luego a S, y que va a soplar bastante, o sea, viento en contra de unos 30 knt. Cosa fea. Pero como digo, lo leo sin mucha convicción, como si no fuese con nosotros, como si la previsión aún pudiese cambiar una docena de veces de aquí a que zarpemos.

Sábado de mañana: compramos en el supermercado, llenamos latas de gasoil, recojemos cartas náuticas y banderas de cortesía que tenía encargadas, montamos WC nuevo, saldamos cuentas con mis acreedores locales…Y a mitad de la comida, satisfechos por cómo ha ido la mañana y por la tarde de relax que tenemos por delante, caigo de la burra: si estamos a Sábado por la tarde, si es verdad que el Lunes el tiempo se va a poner feo, y si tenemos 100 millas por delante, en un barco que hace un promedio de 4 knt…entonces no hay ni un minuto que perder. O nos espabilamos, o el mal tiempo nos va a pillar en mitad de la travesía. Así que les digo: “Queridos, ¿y si zarpamos ahora mismo, con la pleamar de las 16:30 pm?”

Nos miramos, con la boca llena, tragamos bocado, y con la misma, a calzón quitado, largamos amarras, mientras alguien recoge y friega platos, otro alguien contacta por VHF para que nos abran el puente, otro alguien más arrancha herramientas desperdigadas, otro recoge defensas, y otro al timón enfila la exclusa…¿¡Pero no éramos sólo tres!? Sí, pero ya dije que estos dos que me acompañan valen por cuatro.

Desde lo alto de una esquina del dique perimetral que protege la ciudad, un hombre joven nos despide con la mano, junto a una mujer y un niño. Es Johannes, de Boots-und-Schiffswerft, el varadero de barcos de recreo… Es bonito que en un lugar que nos es tan remoto haya alguien despidiéndonos, por más que hayan sido relaciones mínimas, tangenciales, normalmente comerciales (casi invariablemente: efectos navales, ferreterías, librerías, y el bar más cercano al puerto).

A las 17:30 estamos subidos al gran flujo de la corriente vaciante, que ahora está en su apogeo, con viento a favor y un montón de horas de luz por delante (mes de julio por estas latitudes, la noche apenas dura cuatro horas). Sabiendo que antes o después llegará el mal tiempo, pero que tenemos un buen colchón de horas y viento para gestionar, y tal vez zafarnos. Y Friki, ni corto ni perezoso, se ha liado a hacer una tortilla de patatas que alimenta sólo con mirar para ella. La gloria va a ser comérsela.

Así que allá nos vamos, como si tal cosa, mar abajo, rumbo a Holanda por el Mar del Norte, “sin novedad en la salud, y con el alma alegre”.

(Continuará)

(continúa en The riddle of the sands)

Kugelbake


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 (Foto: Óscar Bernedo)

 (Foto: Óscar Bernedo)

 (Foto: Óscar Bernedo)

 (Foto: Óscar Bernedo)

Cuxhaven Yachthafen  (Foto: Óscar Bernedo)




Cuxhaven City Marina


 (Foto: Óscar Bernedo)

Puente y exclusa de entrada a la City Marina


Dique perimetral




1 comentario:

  1. "Arranchar herramientas"? eso creo que es muy gallego, no?

    Creo que cuando necesites un cocinero me puedes llamar. Pero yo en uno de esos viajes a las Cies y poco más!

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